El empresario del corazon roto

Chapter 49: Eres mi todo

[Isabel]

Después de todo lo que terminó pasando en esta habitación con la sección de “modelaje” que esta vez le hice a Quentin. Ambos nos quedamos recostados sobre la cama, desnudos, boca abajo, viéndonos frente a frente, como ya es costumbre. Parece que ese es nuestro ritual de siempre, ya que nos encanta quedarnos en silencio, viéndonos a los ojos y besándonos lentamente mientras sentimos que el mundo no existe afuera, sólo somos él y yo.

Quentin está tan cerca mi rostro que puedo sentir su respiración. Él envuelve su mano en mi cabello y hace un suave masaje en mi cabeza mientras lleva el ritmo con los labios. Llevamos haciendo esto por horas y no me puedo cansar de besarlos.

—Entonces ¿Me amas? — Vuelve a preguntarme mientras me ve a los ojos.

—Sí, te amo.

—¿Desde cuándo me amas? — Me pregunta y yo me muerdo los labios y me sonrojo.

—No tengo fecha ni hora, sólo sé que un día abrí los ojos y te vi a mi lado y pensé “Amo a este hombre, espero él me ame por igual”.

—Qué gracioso, porque yo cuando te observo dormir siempre pienso “amo a esta mujer, ojalá ella me ama por igual”.

—No copies mis frases, trampocillo.— Le bromeo y él sonríe formando esos hoyuelos en sus mejillas.

—Al fin y al cabo Isabel.— Murmura y roza su nariz con la mía.— Lo que importa es que nos amamos, si tú lo pensaste primero, si yo lo dije después, estamos aquí y eso es maravilloso.

—Eres maravilloso Quentin, todos los días me pregunto ¿qué hice para merecerte?

—Qué gracioso… — comienza y yo besos sus labios, moviéndolos lentamente mientras nuestros cuerpos tratan de acercarse aún más.

La mano de Quentin toma mi rostro y acaricia el lóbulo de mi oreja apretándolo suavemente, mientras la mano que tengo libre la acaricia.

Nos separamos de nuevo y él me sonríe—¿Ahora si me puedes decir que planes tienes conmigo Isabel? — Insiste.

—Está bien, si la curiosidad te mata te lo diré, aunque ¿qué pasa si no se cumplen?

—Se cumplirán, me los dirás a mí no a cualquier persona.— Contesta.

Me muerdo el labio y después me acomodo para estar más cómoda y poder comenzar a hablar.—Planeo contigo una vida bonita, una lejos de dramas y llena de honestidad, dónde todos los días nos miremos a los ojos y sepamos que ese el lugar y el momento en el que tengamos que estar. Planeo que compartamos todo, viajes, bailes, comida, canciones.

—¿Besos?

—Besos y todo lo que nos haga bien.

—Esos son planes preciosos, me encantan.

—Y creo que ahora que iremos a vivir juntos todo eso se volverá realidad ¿no?

—Crees bien bella mujer.

Quentin vuelve a besarme y esta vez lo hace levemente.

—¿Estás lista para tu otra sorpresa?

—¿Hay más? — Pregunto.

—Sí, aunque corazón para ti todo es sorpresa y eso me encanta.

—¿La sorpresa es aquí? ¿Es en serio que iremos a Capri o esos lugares?

—No amor,— Se ríe.— Iremos pero este viaje es corto porque tengo otras cosas que hacer, pero te juro que si habrá Verona, Capri, Japón si deseas.

alivia un poco, porque tengo muchos menús que preparar.— Comento entre risas.

quiero hablarte.— Dice un

deje de hacerlo y comienzo a teorizar

a vivir juntos, hay ciertos eventos a los que tendremos que asistir, tal vez una que otra escapada romántica o viajes donde

a dejar de trabajar, sé que tienes mucho dinero y que yo podría pasar el resto del tiempo viviendo de él pero no

— Me pide y

escaparte conmigo de vez en cuándo y que puedas dejarla funcionando aunque no estés ahí por lo que… quiero proponerte que contratemos más personal, que siga el mismo concepto que tienes pero

—¿A un restaurante?

con una cafetería y

Lo siento si volví a

el día en el salón, pero me amaría que pasáramos más tiempo juntos, el poder escaparnos sin tener que regresar en lunes porque no hay nadie que se encargue de la

Respondo y luego me acomodo

su cálido pecho él me envuelve con sus brazos y besa

—Isabel.— Murmura.

—Dime.

qué eras en mi vida? —

—Sí.

tengo la respuesta… Eres todo.— Finaliza y la habitación

[Quentin]

(Dos días después)

Isabel profundamente dormida a mi lado. Hace dos días que llegamos de Roma y ella ya no ha regresado

sobre

y sonrió.

Finalmente

hacer

“Hmmmm” contesta.

poco tarde preparando las recetas para enviar a todos sus clientes con sus comidas de la semana. Ayer, estuve con ella en la cocina viendo cómo se movía de un lado para otro sumamente concentrada mientras yo le ayudaba a cerrar

los treinta minutos de ejercicio. Cuando termino reviso mis mails, los separo y al entrar al piso huele ese delicioso desayuno

digo mientras

hermoso cuerpo bate unos huevos para después echarlos al sartén. Me acerco por

—Buenos días cariño.

y dúchate para qué desayunes.

que antes que se me olvide quiero pedirte que liberes tu tarde, te

—¿A mí?

a ti… así que por favor nada de

libre.— Me

a mi boca, luego le doy un beso sobre la frente y

en el espejo y arreglo mi barba. Sonrió al ver que Isabel tiene ahí su cepillo de dientes y las cremas que usa para el rostro. Me alegra que ella se

a desayunar. La mesa del comedor, la que

—Listo el desayuno amor.

para ver el exquisito omelete que

use lo que pude.— Confiesa y se sienta a comer conmigo disfrutando de todo

que no desayunaba en casa.

nueva costumbre de

esa costumbre.

preguntar qué es lo

es una

sorpresa necesita

le plazca, porque con

hecho.— Muy bien, entonces, está bien lo que metí en la maleta. — Se justifica.

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