El Chico Dhall ©

Capítulo treinta y ocho

Ya he tomado un baño, me siento más tranquila y relajada, pero con una tremenda hambre que siento que me comería una ballena y no sería suficiente.

Lo que me recuerda el hecho de que tengo que volver a casa.

Que miedo.

Salgo de la ducha con la ropa sucia en mis manos —¿Dónde la dejo? —le pregunto al verlo sentado en su cama.

—¿Ya te he dicho que mi ropa se ve mejor en ti que en mí? —muerde sus labios escaneándome de arriba a bajo y veo mi atuendo.

Una camisa negra gigante y una pantaloneta blanca que me queda justo arriba de las rodillas, mis piernas son cubiertas por un par de medias largas y estas son protegidas por un par de pantuflas del mismo color que la pantaloneta.

No entiendo que él ve sexy en esto.

Alzo la mirada sin entender y Elián se levanta de la cama, quita su suéter del día anterior al frente de mis ojos y mi vista automáticamente se desvía a esos brazos y su abdomen de lavadero, bajo hasta su V marcada y trago grueso al verlo caminar hacia mí con esos pantalones estrechos ajustados a la cadera.

» —¿Eres consciente de que puedo ver el deseo en tus ojos? —agarra la ropa en mis manos y retrocedo sacudiendo la cabeza.

—Aléjate de mí, por favor —hago un escudo con los brazos sobre mi pecho.

—Tranquila, yo no voy a hacer nada que tú no quieras —su lengua juega con su labio superior y mi piel se eriza ante las cosas que mi mente piensa.

Eliánnnn, uh...

acaba de provocar, tira la ropa a la cama

—su mirada coqueta y juguetona debilita mis piernas, esa sonrisa hace que mi corazón se acelere en menos de cero coma y el hecho de que no tenga

No puedo con tanto.

¡AYUDAAAAAAAAAAAAAAAA!

mira que potencial de

¡Mayday!

hasta Fally calló, solo quedo

bajan se va a enfriar —Kayla entra repentinamente al cuarto y corro para esconderme

temblorosa y mis

casa, cochino —me abraza por encima de los hombros —y mi pobre cuñada aguantando a un burro como mate —acaricia

dentro del elevador y bajamos a la

me jala con ella hasta la cocina —madre, aquí te traigo a la primera —Kayla me deja en

timidez y

comprender y ella posa un plato de spaghetti delante de mí, se asienta a mi lado y me ve atentamente —cuéntame como fue que te sentiste hace poco cuando lo reclamaste como tuyo, nunca había visto algo así a excepción de las

lo mismo que su mamá. Agarro el tenedor y empiezo a comer mientras relato —La verdad es que mi loba es un tanto celosa con lo que quiere, por ende, toda la ira que

—¿Pero?

que Elián era mi mate no le dije y me oculte de él, precisamente por este tipo de cosas, —hago énfasis en lo que pasó hace un par de horas —no quería estar con él por ser un picaflor, y no sé si usted se puede hacer la idea, pero poco a poco caí en sus brazos y empecé a confiar un poquito en que realmente me quería, así que fue como una cachetada llegar con él aquí después de todo lo que ha pasado y vernos envueltos en este tipo de problemas...

y el nerviosismo y la pena aumenta al saber que el crush de mi mejor amiga escucho todo

eso puede tener razón, pero es

baja de su silla con una sonrisa diabólica plasmada en su rostro —¿alguien te dijo que metieras la lengua en conversaciones de chicas? ¿o es que acaso quieres que le diga a

mamá, ya me voy —levanta sus manos y sale prácticamente corriendo

con

¿Señora Irina?