Capítulo 15

—Benjamin no es cualquier persona. Es el hombre que me salvó la vida —afirmó Kathleen mientras una mirada de máxima tristeza se formaba en su rostro.

A Samuel le pareció un razonamiento bastante ridículo.

—Me iré ya que no quieres verme —declaró Samuel con calma mientras le lanzaba una larga y significativa mirada antes de darse la vuelta para marcharse.

Kathleen se sintió impotente en ese momento. Al paso que iban las cosas, sentía que no tenía más remedio que donar su médula ósea a Nicolette, pero al mismo tiempo no podía comprender cómo alguien podía resultar tan codicioso.

Para ser justos, Kathleen sabía que ella misma estaba siendo codiciosa. Quería tener la oportunidad de estar al lado de Samuel y esperaba fervientemente que él se fijara en ella y se enamorara de ella. A la hora de la verdad, se dio cuenta de que palidecía en comparación incluso con una polilla que se zambullera en una llama. Esto era porque la llama que representaba a Samuel no ardía para ella en primer lugar.

«Olvídalo… Estoy agotada. Deberíamos finalizar el divorcio antes. No puedo esperar a dejar este lugar. No quiero ver que nadie más salga herido por mi culpa…»

Con eso, Kathleen se tomó un momento y se calmó antes de ponerse los zapatos y salir a paso ligero de la habitación de los enfermos.

Quería pasar a ver cómo estaba Benjamin. Justo cuando llegó a la entrada de su habitación, vio a Gemma sentada en una silla colocada justo fuera.

Se acercó y preguntó:

—¿No te has ido a casa, Gem?

Los ojos de Gemma estaban hinchados y rojos mientras se giraba para mirar a Kathleen y sacudía la cabeza enérgicamente.

Kathleen estaba preocupada y preguntó:

—¿Cómo puedes seguir así? Tienes que cuidarte bien en un momento como éste. Después de pasar la noche en vela, deberías ir a casa a descansar bien.

—No te molestes en persuadirme, Kathleen. No me iré. Nunca me iré del lado de Benjamin —declaró Gemma con voz ronca.

Kathleen frunció los labios mientras respondía:

—Aun así, esta no es la forma de actuar. No has comido ni descansado lo suficiente. ¿Cómo puede tu cuerpo seguir sufriendo semejante tortura?

—¡Tengo miedo, Kathleen! —exclamó Gemma mientras se rodeaba con los brazos para buscar algo de consuelo. Añadió—: Tengo miedo de que ya no esté cuando me despierte, igual que pasó con mi madre y mi padre. Dijeron que se iban de servicio, ¡pero al final nunca volvieron!

—Eso no pasará, Gemma. Benjamin estará bien. Te lo prometo —contestó Kathleen con dulzura mientras se sentaba a su lado y la envolvía en un cálido abrazo.

—Ya he perdido a mis dos padres, Kathleen. No puedo permitirme perder también a mi hermano. Lo que no sabes es que mi vida era un infierno entonces, cuando acababa de ser adoptada. Echaba de menos a mis padres, a mi hermano y también a ti. Sobreviví a ese infierno y al fin tuve la oportunidad de contactar con Benjamin. Él es el último vestigio de familia que tengo —se lamentó Gemma con su voz rasposa, salpicada por algún que otro resoplido.

no sabía cómo

sonó la nariz

como tú. Parece que a la vieja señora Macari le gustas mucho. ¡Básicamente vivís en el paraíso! Aunque Benjamin y yo no vivamos en un infierno literal, a veces los miramos con una pizca de celos. Si le ocurriera algo, me quedaría en verdad sola en este

Me quedaré a tu lado y esperaré hasta que recupere la conciencia —prometió Kathleen mientras agarraba las manos de Gemma

mientras se lanzaba al abrazo de Kathleen y empezaba a sollozar con fuerza. A

dio unas ligeras palmaditas en la espalda y

quedaré a tu lado y esperaré contigo hasta que se

Gemma gruñó y asintió.

el silencio continuó durante algún tiempo. Kathleen estaba a punto de ofrecerse a traer algo de

—Mamá —saludó Kathleen torpemente.

qué está

María me dijo que estabas hospitalizada. ¿Qué

bien, mamá —respondió Kathleen mientras sacudía la cabeza. Y añadió—: Siento el

¡Es un asunto tan importante! Sólo conseguirás preocuparnos y hacernos más daño ocultándonoslo de esta manera —amonestó

Kathleen mientras bajaba la cabeza avergonzada

Wynnie estaba en verdad preocupada

Gemma intervino de repente y preguntó

—Kathleen, ¿es tu madre?

sentido

suegra, Wynnie. Mamá, esta es mi buena amiga, Gemma.

sorprendido por esta

te salvó

en secreto un incidente tan grande y monumental durante mucho tiempo. Una vez que Wynnie hubo asimilado el torrente de

que alguien quería

Kathleen sólo asintió.

ocuparé de este asunto —respondió Wynnie con firmeza. No sólo era abogada, sino que también sabía que tenía que hacerse cargo de este asunto,

se volvió hacia Gemma y le dijo con

noche para vigilarlo también. ¿Por qué no te vas a casa a descansar

Gemma seguía sin querer

—Pero…

te preocupes, Gemma —repitió Wynnie. Había hablado

final Gemma cedió y

—Con eso, se despidió y se dirigió hacia

por un

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