[Quentin]

Muchos esperan que la noche de bodas es sexo por la noche y un hermoso despertar por la mañana, pero no es así, en ambas bodas mi luna de miel fue dormir profundamente cansado hasta el otro día y la única diferencia no sólo es la mujer de al lado, si no el hermoso despertar que hemos tenido.

Abro los ojos y una sensación de descanso y felicidad llega a mi, me encuentro abrazando la almohada mientras mi cuerpo se encuentra recostado boca abajo en aquella enorme cama. Isabel no se encuentra a mi lado, pero no es algo que me asuste ya porque sé que ella se encuentra en algún punto de este hermoso yate que tenía años que no zarpaba en alta mar.

Me levanto para después caminar hacia el baño, tomar una de las batas blancas y ponérmela encima para salir a al improvisado balcón donde veo a Isabel sentada sobre los sofás con una taza entre las manos tomando café.

Me acerco por detrás y le murmuro a al oído.— Buenos días corazón.

Ella voltea y me ve sonríe.— Buenos días.— Se muerde los labios y me da un beso sobre los míos.

—¿Dormiste bien? ¿Cómoda?

—Dormí como nunca, exhausta.

—Quien dice que casarse no es cansado ¿cierto? — Le contesto y ella se ríe.

—Afortunadamente sólo planeo casarme una vez, no sé como pudiste aguantar dos veces.

—La segunda es la buena, la primera sólo fue un simulacro.— Respondo y camino hacia el pequeño servicio que el staff de la cocina seguro ha traído. Me sirvo una taza de café y me recargo sobre el barandal para ver el hermoso mar azul que se extiende ante nosotros. Isabel camina hacia mí, vistiendo ese ligero camisón blanco y el albornoz que le hace juego, y me imita haciendo lo mismo.

—Jamás había despertado en el mar.— Murmura.

—Y ¿Te gusta?

—Es… distinto. Hoy por la mañana mientras dormías eso pensaba en cómo ha cambiado mi vista en tan pocos meses. Pase de despertarme viendo la ropa interior en el balcón de mi vecino, a la nieve en la cabaña, el hermoso Coliseo a ver verte a ti.

Sonrió.— Pensé que dirías a despertar en el mar.

—También, pero eres la vista más hermosa que he visto.

—¿En serio? Porque creo que debo llevarte la contraria por primera vez en este matrimonio.— Le comento.

— Grita asustada mientras trata de no tirar la

Isabel.— Murmuro y ella se sonroja mordiéndose el

—¿Qué haremos hoy esposo?

para llevar a

el sol, broncearme un poco, descansar a tu lado y después entrar

Le contesto

deseas ¿no sé? Refutar lo que te acabo de decir.— Dice entre

lo

decirme

así que… tendrás que esperar hasta que llegue. Ahora bien, si deseas cambiarme el

¡Quiero brisa! ¡Quiero mar! ¿Podemos nadar en

que usted desee señora Valois, este yate

¿vamos a nadar? Que ya casi es

brazos y la llevo cargando hacia la habitación, mientras ella ríe alegrando más mi

de baño mientras yo busco el mío entre los cajones. Me

su voz y al alzar mi mirada la veo con un hermoso traje de baño color amarillo canario que le queda a la perfección, remarcando sus hermosas curvas y ese busto tan increíble que

principio deja que la vea pero después se cubre con la mano la cicatriz que aún no se va por completo y que sé le incomoda pero eso se terminará

de baño fue

Comenta un poco

te ves

se lo pone encima. Acomoda su largo cabello negro

—Vamos.

pero antes de que lo haga

a lastimar amor.—

a la cubierta y estaremos ahí, y para eso hago 100 burpiees todos los

rostro, me acerca al suyo para darme un beso sobre

más… ahora, a disfrutar del

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