El empresario del corazon roto

Chapter 35: Dando el paso

[Isabel]

Quentin comienza a besarme lentamente, disfrutando mis labios, sintiendo cada movimiento que hay entre los dos. Después se aleja un poco y me mira a los ojos.―Me encantan tus labios.― Me murmura sensual.― Me vuelven loco.

―Me gustan tus manos.― Confieso.― Me encantan como me tocan, como me hacen sentir deseada.

Diciendo esto mis manos comienzan a desabrochar su camisa. De los nervios mis manos tiemblan, así que él sin pensarlo mucho abre su camisa de un movimiento de manos haciendo que los botones reboten sobre mi y descubriendo su formado pecho ante mis ojos.

―La rompiste.― Le murmuro sorprendida de dicha pasión.

―No importa, tengo más.― Responde y vuelve a besarme pero esta vez con una pasión desmedida empujando un poco mi cuerpo hacia atrás.― Quiero quitarte esto.― Me murmura tocando mi vestido.

Así que yo doy un paso para atrás y en ante su mirada atenta y a la luz de la luna que entra por el ventanal, subo mis manos a mis hombros, los únicos que lo sostienen y sin más remuevo mi vestido de ahí para que éste de deslice, hasta tocar el suelo descubriendo mi torso desnudo y la pequeña braga que cubre mi intimidad.

Quentin se acerca a mi lentamente y yo me muerdo los labios tal y como le gusta. Él me toma de la cintura y me carga entre sus brazos. ― Te deseo.― Vuelve a decirme y camina hacia la habitación que al igual que toda la casa sólo se alumbra con la luz de la luna.

Sus labios calientes me besan como si el sol no fuera a salir al día siguiente, Quentin y yo nos hemos besado muchas veces pero esta vez lo hace con una pasión que no puedo explicar, lo siento más libre, más ligero.

Entre besos caemos sobre la cama, y él aprovecha que toma aire para quitarse pantalón y después comienza a acariciarme por todas partes volviéndome loca y erizando mi piel. Luego se despega de mis labios.― Quiero verte.― me murmura y se sienta sobre la cama recargándose sobre la cabecera para luego invitarme a sentarme encima de sus caderas donde es evidente su excitación. Parece que a Quentin le gusta mucha esta posición y confieso que también es mi favorita.

Me pega a él para sentir por fin el contacto de su piel con la mía como lo habíamos deseado tanto desde la última vez que estuvimos juntos. Quentin Valois, el hombre que se ha adueñado de cada uno de mis pensamientos, me besa y me acaricia como si fuera la primera vez y eso me encanta.

Recorre mi cuerpo lentamente y toca los lugares correctos que provocan que mis caderas se muevan y lo haga desearme más. Él me besa en la boca, luego pasa al cuello, baja lentamente hasta mi pecho y besas sus lugares favoritos erizando mi piel, alterando todo en mi así como yo entero todo en él.

Quentin se separa de mi y me ve a los ojos, después baja hacia mis pechos y los admira como si fuera una obra de arte o algún tipo de escultura. Cuando nuestras miradas vuelven a cruzarse vuelvo a provocarlo con mis labios.― Tócame.― Le digo y tomo una de sus manos y la pongo en medio de mis dos pechos. ―¿Qué esperas?

se enciende en mí, y él se va a mis pechos para comenzar a besarlos, a pasar su lengua sobre ellos endureciéndolos

gimo y él continua haciéndolo provocando que yo tire de su cabello en señal de toda ese deseo que él provoca en mi.

y él entrelaza sus dedos en mi nuca y me invita a que sigamos besándonos las bocas y jugar con nuestras lenguas. Puedo sentir su

paso entre su bóxer para sentirlo por completo y

para descubrir su erección y comienzo a recorrerla con mis dedos haciendolo gemir un poco más. Lo veo a los ojos y lo tomo con mi mano completamente para

después las

murmuro haciendo que yo

de su propio sabor, saboreándose. Quentin, sorprendiéndome de nuevo, abre el cajón de al lado de la cama y saca un preservativo pero de los nervios no puede abrirlo, parece

lo pongo.― Le digo con ternura.

abro la envoltura con cuidado y lo saco. Después tomo su miembro como mano y lo deslizo

lo tiene bien puesto, me levanto un poco y con mi mano dirijo su miembro al lugar correcto para después

él, gimo, Quentin hace lo mismo y es comienzo a pensar en la increíble experiencia que posiblemente él ha de estar viviendo después de

manos de él invitándole a tocarme justo donde a mi me gusta. Recargo mis manos sobre sus rodillas arqueando mi cuerpo hacia atrás y permitiéndole ver mi torso descubierto y mi vientre subir y bajar por los movimientos y lo agitado de

sus manos recorriendo mi cuello, pasando por en medio de mis pechos, bajando hasta mi ombligo y rozando levemente mi sexo. Lo veo a

enderezo de inmediato y le tomo el rostro besándolo, pasándole por los labios esa sensación de

quiero como no

otra haciendo que nuestra conversación sea un intercambio de gemidos que al llegar a otro orgasmo él me

me come los labios― ¿Crees que podamos intentar algo? ― Me propone.

pretende en este momento pero nada que esté en esta habitación

mi.―

del mundo me ponde de espaldas para después pedirme que vuelva a entrar en él, pero esta vez

mi espalda mientras me jala levemente el cabello.

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