El Chico Dhall ©

Capítulo veintitrés

Mi corazón se detiene al escuchar sus palabras y con suavidad y sumo cuidado agarra una de mis manos para dejar un beso sobre esta.

Volteo mi rostro hacia la gente que pasa al lado del coche y niego quitando mi mano de su agarre —Elián, llévame de vuelta al instituto —exhalo cerrando mis ojos —ya es casi la hora de salida y si no llego a casa a tiempo mi papá es posible que vuelva a desconfiar en mí —muerdo mis labios y juego con las manos encima de mi pantalón.

—Al menos dime algo.

—¿Qué quieres que te diga? —le doy una mirada rápida —Yo a ti no... Elián, un picaflor... —abro y cierro mi boca —tu me entiendes.

—Está bien —vuelve a su sitio y conduce de regreso, el silencio que hay es el más pesado que he sentido en mi vida y tomó el puente de mi nariz con frustración.

¿Por qué me dice eso ahora?

¿Ahora como lo voy a rechazar?

Yo no quiero ser luna, yo no quiero este cliché, yo a él lo...

No le toma mucho en llegar y se estaciona en el lugar más apartado de la entrada, en esta yacen un montón de profesores afuera y una ambulancia subiendo el cuerpo de Neftali, Quero se abraza a sí misma al ver el cuerpo de su amigo irse y sin más entra corriendo instituto adentro.

Elián apaga el motor y desabrocha su cinturón al mismo tiempo que yo —¿a dónde vas? —cuestiono y él centra su atención en mí.

—Voy a arreglar lo que cause —me da una media sonrisa —puedes estar tranquila, no te molestaré más si eso es lo que quieres.

con que no me molestarás más?

estoy tranquilo con que no me hayas rechazado, Jexi —coloca un mechón de cabello que cae por mi rostro detrás de mi oreja —entra por la puerta trasera de profesores y sal por la dirección para que nadie vea cuando entraste de nuevo —asiento y aplastó mis labios —si alguien te dice algo diles que es una orden mía, ¿de acuerdo? —su dedo índice se desliza por mi mejilla y por arte de magia

va a dar

hacia la puerta trasera y justo al doblar para entrar le echo un vistazo rápido a como escucha atentamente al director sin decir una sola palabra, alza su cabeza en mi dirección y sonríe con los ojos puestos en mí, entro rápido

tendría que haber rechazado, no

pero luego siguen con lo suyo, recorro las mesas hasta dar con la de nosotros y ahí veo a Quero con lágrimas sueltas sobre su rostro, poco a poco me acerco y la abrazo por detrás al llegar,

pude —recuerdo esos ojos, su sonrisa, sus palabras, su olor y sobre todo lo último que me dijo e hizo acelerar mi corazón a tal punto de detenerlo. Muerdo mis labios y me separó de ella

orgullo, ya no te voy a llamar más burra

te gusta si días atrás me dijiste que

sé, Quero. No lo sé,

dedo índice —No, no, no. A ti te gustaba Elián desde antes y era por

él no

ensimismada en decir que no que tus ojos no podían ver la mentira que te estabas diciendo

una cuenta falsa en Facebook solo para criticarlo, ¿eso es

todos los días con

con frustración y escucho el timbre de salida sonar, me pongo la mochila y tomo la bandeja de

«—¿a dónde vas?

no llegó a tiempo mi papá

de él? Ya que más da si se lo cuentas o no,