El Chico Dhall ©

Chapter 11: X

Capítulo diez

Estamos en la dirección por culpa del último grito de Quero.

Asiento a todo lo que dice el director sin refutar y pongo mi total cara de ángel. Si llama a mi padre estaré frita... No, frita no, lo siguiente a frita.

—Señorita Dornam , espero que esto no vuelva a pasar, el comedor es para ir a comer tranquilamente, no para andar chismeando y gritando cada vez que puede.

—Lo siento mucho, señor director. Prometo que controlaré mejor a mi amiga y a mí misma también haciendo una reflexión de lo que ha sucedido.

Saca una hoja y rellena —Lo sé, ya que le aplicare el mismo castigo que a su compañera, Quero Gaitán —me tiende la página —vaya al salón de castigos y espero que reflexione de lo que hizo por lo que resta de la tarde.

—Pero...

—¿Quiere que llame al señor Dornam?

Bajo mi cabeza —No —susurro.

—Bueno, vaya a la sala de castigo y después que cumpla con su reflexión estará libre.

Me levanto—Gracias —señaló la puerta —me retiro.

—Vaya con cuidado —me da una falsa sonrisa y salgo de la dirección, Quero me espera impaciente en el pasillo y al verme me atrapa con sus manos.

—Jexi, dime que lo que me dijiste no es mentira.

de hombros —Puedes creer lo que te digo o no —aferro mi bolsa a la espalda —vayamos

no gritar de esa manera si eres la

la suelto —Él no lo sabe, nadie

que ser su mitad debe ser increíble —achica sus ojos —¿acaso estás pensando en rechazarlo? Jexi, ¿por qué no le has dicho que

indicado para decírselo y que la gente no me cargue en su boca —aferro el libro de ciencias

Está vuelto un desastre.

un tipo como él, al vernos se acerca poco a poco y yo retrocedo instintivamente,

labios fuertemente

le estampó el libro en el pecho

lo que digo —se encoge de hombros y me observa de reojo —¿podemos hablar? —su vista va

no me quieren en una conversación, pero sepan que cualquier cosa que hablen yo después la sabré —señala sus ojos al mismo tiempo que nos señala a los dos

nerviosismo de los hombres

¡Son brutos!*

Fally...

tenía que decir, son tan despistados que no entienden las indirectas de una mujer y pienso seriamente que tienen el cerebro del tamaño de un maní. La revolución femenina está por

serio ahí arriba, fally, pero

Yo no.*

—Neftali posa una de sus manos en mis hombros —Jexi, lo que te

y

su rostro se torna irónico —Intento arreglar las cosas, intento decirte que no me rendiré, que haremos las cosas a tú manera y a ti no parece importarte,—pasa una de las manos por su cara — ¿en qué piensas tanto? Solo por curiosidad, ¿estás pensando en él? ¿No me hace falta

es mi problema, y no te estás dando cuenta de lo irracional y tonto

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